Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son un problema de salud pública en el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo, debido a la infertilidad, discapacidad a corto plazo con consecuencias médicas y psicológicas para miles de hombres, mujeres y niños. Las consecuencias de las ETS son dramáticas si se tiene en cuenta su contribución potencial a la transmisión del virus VIH. Para tomar un ejemplo de un país con buenas estadísticas: la incidencia de carcinoma hepatocelular (HCC) en los Estados Unidos se duplicó durante los últimos 20 años y continúa incrementándose rápidamente. Las principales causas de esta enfermedad son las infecciones virales crónicas causadas por los virus de hepatitis B y C. Hay aproximadamente 3,5 millones de americanos infectados de manera crónica con el virus de la hepatitis C (HCV). La mayoría de estos individuos no han sido diagnosticados. Mientras que para el virus de la hepatitis B (HBV) se estima que 1,25 millones de personas están infectados de manera crónica. Con una alta proporción entre los inmigrantes de Asia, Africa del sub-Sahara, y zonas de centro y Sudamérica.